Realmente ayer empezó la cuenta atrás. Irene, según el fechograma al uso, salió de cuentas. A lo largo del día fuisteis muchos los que llamasteis para preguntar. Puede que sea en esta semana. Ya se le espera con impaciencia. Todo está a punto para recibirla lo mejor posible. Sus padres se mudaron de casa para ofertarle un espacio suficiente y adecuado. Todo lo han ido haciendo, sin prisa pero sin pausa, con mucho cariño. La habitación rosa está impoluta, muy confortable y completamente equipada de los innumerables cachivaches que hoy en día, en el viejo continente que habitamos, se consideran imprescindibles para el cuidado de un recién nacido. Todo está monísimo y en estado de revista pero, hasta para el observador más despistado, aún se echa en falta el olor y sabor humano, matices imposibles de remedar pues son inexplicablemente consustanciales a nuestra entidad de recién llegados. Es decir aún no expele el peculiar y agradable olor a bebé.
Es tiempo aún de espera, antesala inquietante de ese mágico momento en que la pequeña Ana de nuestros sueños nos muestre su cara y ponga punto final a nuestro fantasioso tempo de adviento. El hatillo con los trapitos para abrigarla y ponerla guapa está listo para echar a correr en el momento oportuno. Nuestra ilusión progresa día a día. Os mantendremos informados.
Aprovechamos para felicitar a Elisabeth y a Merche.
Besos
En Madrid, día de Santa Tecla y La Mercé, de 2009
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